Mi esposa regresó entusiasmada de su clase de Pilates. La experiencia había sido esencialmente semejante a las que había tenido otras veces, pero aquellos 50 minutos en el reformer de un estudio recién abierto le confirieron un nuevo color a su idea del entrenamiento.
Había tomado la clase en uno de los espacios reciente abierto en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, donde vivimos. Proliferan los gimnasios, estudios de pilates y los entrenamientos al aire libre.
Si bien la vida cotidiana es diversa para cada quién, cesa el interés por la búsqueda de una cultura que contribuya directamente al bienestar general. Tal vez sea resultado de la pandemia de COVID- 19, Transverso podría responderlo pronto, pero personas de todas las edades buscan con más vehemencia optimar su salud con ejercicios beneficiosos tanto para el cuerpo como para la mente.
Un día nunca es igual al anterior, y Argentina sigue siendo un lugar de horas temerarias por mucho que se haya estabilizado la inflación. En cuanto a la experiencia de mi esposa, al parecer las instructoras con las que había tomado su última clase trataron de conferirle amenidad a su jornada añadiéndole su cuota de locuacidad y ánimos a la clase pactada.
Fue así como ella me habló del profesionalismo y la amabilidad de quienes imparten y promueven la técnica de Pilates, de la popularidad de este sistema de ejercicios y del tiro nos pusimos a hablar de Joseph Pilates y de los efectos que en ella dejaba el instructorado que pasaba.
Su próximo paso, tener un estudio propio. ¿Cuántas de quienes ofrecen clases hoy no aspiran a lo mismo? “¿Muchos hombres tienen estudios?”, recuerdo que le pregunté, y ya teníamos un montón de preguntas ante nuestras narices.
¿Cuántos estudios de Pilates habían en nuestros alrededor?, ¿qué beneficios ofrece a la columna vertebral la práctica de estos ejercicios?, ¿por qué hay quién prefiere el amanecer antes de la noche para una tanda de reformers?
Como soy periodista y pasaba un diplomado en programación en la Universidad Tecnológica Nacional (UTNEn la Universidad de La Plata se nos ocurrió la idea de, no solo respondernos cada una de estas cuestiones, sino compartir nuestras pesquisas.
Pero, además, comenzamos a dar forma y hacer crecer nuestra base de datos, curada y verificada. Desde el principio nos imaginamos una gran red, o mejor que ello: una gran colmena. ¿Colmena? ¿Por qué no intentar un sitio donde juntar, visibilizar; no un Alep sino un Transverso?

